La palabra deshecho se utiliza en todos aquellos contextos en los que funciona como participio del verbo deshacer: para indicar la reversión de algo que se había hecho previamente («Ha deshecho los cambios»), para señalar que alguien o algo está destrozado («El cantante se quedó deshecho por la mala puntuación que consiguió») o, entre otras acepciones incluidas en el Diccionario de la lengua española, con el sentido de ‘prescindir de alguien’ («Se han deshecho de los jugadores que menos han rendido»), en este caso en forma pronominal y con la preposición de: deshacerse de algo.
La voz desecho, en cambio, se emplea en aquellos contextos en los que funciona como la primera persona del presente de indicativo del verbo desechar, ya sea con el sentido de ‘rechazar o no admitir algo’ («Desecho tus sugerencias»), o con el de ‘dejar o arrojar algo que se considera inútil o inservible’: «Desecho muebles viejos». También es un sustantivo que significa ‘cosa o conjunto de cosas de las que se prescinde por considerarlas inútiles’, tanto literal («desechos industriales») como metafóricamente («considerarse un desecho»).
Se trata de dos palabras homófonas, es decir, que se pronuncian igual pero tienen significados diferentes (y, en este caso, también grafías diferentes, ya que una tiene una hache intercalada y la otra no). Eso puede favorecer que en ocasiones se emplee inadecuadamente la una por la otra.
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