Los términos puya y pulla, que comparten algunos aspectos de su significado, designan realidades distintas, ya que, mientras que el primero alude a un objeto físico (una punta de acero), el segundo hace referencia a una expresión verbal ingeniosa o hiriente.
En concreto, y según el Diccionario académico, una puya es una ‘punta acerada que en una extremidad tienen las varas o garrochas de los picadores y vaqueros, con la cual estimulan o castigan a las reses’, y una pulla es un ‘dicho con que indirectamente se humilla a alguien’ o una ‘expresión aguda y picante dicha con prontitud’.
Esta diferencia de significado se ve claramente en frases como «Los daños de la puya en el animal eran superiores a lo que se pensaba» o «La pulla del presentador a sus excompañeros sorprendió a los espectadores», en las que esas dos palabras se usan en su sentido recto.
El hecho de que ambas expresiones tengan significados próximos (las dos aluden a algo agudo y de algún modo hiriente) hace que sea común emplear una por otra, en especial puya en casos en los que lo más apropiado habría sido emplear pulla.
Así sucede en frases como «Puyas para todos en la gala de los Goya» o «Bertín le clava una pulla a la presidenta con su ideología republicana, agnóstica y abortista», en las que, pese a caber interpretaciones figuradas o metafóricas, se han cruzado los significados de puya y pulla.
Aunque ninguno de estos dos últimos ejemplos puedan considerarse censurables con las interpretaciones figuradas que se mencionan, resulta preferible, si se quieren evitar ambigüedades, reservar el término pulla para el ataque verbal y puya para la punta de acero.
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