El acrónimo alargascencia, creado a partir de alargar y la terminación de obsolescencia, es válido para nombrar tanto al movimiento como a la acción que busca aumentar la vida útil de los productos, reduciendo, de esta manera, el consumo de recursos naturales.
En los medios de comunicación pueden verse frases como «La alargascencia, que en contraposición a la obsolescencia programada, pretende darles una nueva oportunidad a las cosas rotas, gastadas y con historia a sus espaldas» o «Practica la alargascencia en el Día del Consumidor».
Este neologismo ha sido creado por la asociación Amigos de la Tierra para aludir a una iniciativa destinada a evitar, a través de una red de reparaciones o trueques, que los productos queden obsoletos o inservibles y reducir de ese modo el consumo de recursos naturales.
Además, por contraposición a la obsolescencia programada, es decir, al fin del uso de un artículo calculado de antemano por el fabricante para aumentar su venta y consumo, alargascencia puede hacer referencia también a la propia fabricación de productos sin reducción funcional predeterminada y no solo a la intención de alargar la vida útil de los mismos.
En algunas ocasiones, se pueden leer, asimismo, frases con la variante alargaescencia como en «Para combatirlo, ha nacido la alargaescencia» o «En su defensa de la alargaescencia, Amigos de la Tierra facilitará un directorio de establecimientos de reparación». Si bien esta otra forma del acrónimo no es incorrecta, es menos recomendable debido al mayor uso del término alargascencia.
No es necesario resaltar el término con cursiva ni con comillas, salvo que se quiera destacar por su novedad o por su relevancia en la noticia.
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