'Lacrimógeno', no 'lagrimógeno'

Lacrimógeno, y no lagrimógeno, es la forma adecuada del adjetivo que alude a lo que irrita los ojos y produce lagrimeo.
Lacrimógeno (dicho especialmente de ciertos gases que irritan los ojos produciendo lagrimeo ) proviene del latín lacrĭma.
Esta c latina original evolucionó en español a una g, surgiendo palabras, en este caso, como lágrima, lagrimear o lagrimoso. Sin embargo, también era habitual que se mantuviera en paralelo la c etimológica y formara derivados cultos, como ocurre con lacrimógeno (de lacrĭma, ‘lágrima’), lacustre (de lacum, ‘lago’), dominical (de dominĭcus, ‘domingo’) o clerical (de clerĭcus, ‘clérigo’).

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