El verbo osar se emplea generalmente seguido de infinitivo y sin la preposición a.
En la prensa se pueden encontrar ejemplos como «Nadie osa a decir que no da la talla cuando juega por equipos», «Comentan cómo puede osar a querer ser presidente» o «Cómo iba yo a osar a organizar una prueba habiendo ya una».
El verbo osar, ‘atreverse (a hacer algo)’, no rige la preposición a. El uso inadecuado de osar a puede obedecer a un cruce con el verbo atreverse, que sí se construye con a.
Así pues, en los ejemplos anteriores lo recomendable habría sido escribir «Nadie osa decir que no da la talla cuando juega por equipos», «Comentan cómo puede osar querer ser presidente» y «Cómo iba yo a osar organizar una prueba habiendo ya una».
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