El término andrógino se aplica a la persona que presenta ‘rasgos externos que no se corresponden definidamente con los de su propio sexo’, mientras que andrógeno es la ‘hormona que induce la aparición de los caracteres sexuales secundarios masculinos’.
En los medios de comunicación se encuentran casos en los que se usan de forma impropia como en «Andrógeno, místico, extravagante, artísticamente inclasificable y con una marcada heterocromía ocular» o «Kate Winslet luce un look andrógeno».
Andrógino es un adjetivo que deriva de las voces griegas andrós (‘varón’) y giné (‘mujer’), mientras que andrógeno es un sustantivo que también proviene del griego andrós, combinado, en este caso, con el sufijo -geno/a, que significa ‘que genera o produce’.
Si, como parece evidente, en los ejemplos anteriores se quería hacer referencia a personas con un aspecto diferente al que suele atribuirse a su sexo, lo adecuado habría sido escribir «Andrógino, místico, extravagante…» y «Kate Winslet luce un look andrógino».
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