Cualquiera de las tres formas es aceptable, pues responden a los
tres modos de que dispone el español para expresar el género. Si se usa la médica,
se recurre al cambio de morfema, como se hace en niño y
niña, esposo y esposa.
Si se opta por la médico,
estamos convirtiendo el sustantivo en común en cuanto al género, es
decir, lo mantenemos invariable y marcamos el género con los artículos y determinantes,
como en el pianista y la pianista, este alférez y esta alférez.
Al optar por la
doctora (que es también el femenino de doctor) en lugar de médica se recurre a la heteronimia, es decir, se emplea una palabra
distinta para expresar el sexo del referente, como sucede en casos como padre y madre, marido y mujer.
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