Se recomienda usar el ama de llaves. Aunque
los sustantivos femeninos deben combinarse con la forma femenina del artículo, un restringido grupo, entre los que se encuentra ama, constituye una excepción, pues se combinan
con ‘el’. Deben ajustarse a esta norma tanto
los nombres que comienzan por a- tónica (como arpa,
ave, ala, aula, águila, arte, ánima, aura, arca,
aspa, ansia, alga, arma, asta, etc.),
como los que comienzan por ha-
tónica, (como haba,
habla, hacha, hada, hampa, haya, haza,
etc.). Así pues, se dice ‘el ama’ y
no ‘la ama’, el aula y no ‘la aula’, ‘el hampa’ y no ‘la hampa’, ‘el habla’ y no ‘la habla’, etc.
Se exceptúan de esta
norma los nombres de letras (la a, la hache), los nombres propios y apellidos (Estuvo la Águeda que tú conoces; Salió la Ana del segundo
piso) y los nombres formados por
siglas (la AMPA). Con los topónimos que
comienzan por a- tónica fluctúa el uso entre el artículo el y la: el África subsahariana, la
Asia Central, la Ávila del XVI.
Hay que tener presente que solo se admite el ante
sustantivos, no ante adjetivos (la áspera, la agria) y que el artículo debe recuperar
la forma la del femenino en los siguientes casos: en plural (las hayas, las arcas, las artes),si se intercala otro elemento entre el artículo y el nombre (la mejor agua, una nueva aula, la blanca haya, la fresca aura), o si la sílaba inicial
de esa palabra deja de ser tónica: la alita, la agüita, la arquita.
(El sustantivo azúcar admite también la
combinación con el incluso
cuando lleva un adjetivo femenino: el azúcar tostada. Se trata también de un uso
arcaizante).
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